Últimamente, el país está en un estado de medio conmoción porque las Universidades Públicas están "llenas" de infiltrados de las FARC. Todo por unos videos de la Universidad Distrital de Bogotá, donde un grupo de encapuchado le habla a los estudiantes de primer semestre. Con un discurso por lo demás trillado y en realidad donde se habla mucho pero no se dice nada. Gritan unas consigans y ya está. Y el auditorio ni siquera se emociona, creo que a duras penas aplauden. En realidad, aplicaron algo que han hecho los "revoltosos" durante toda la historia. Interrumpieron un acto público y echaron su carreta. Lo pueden ver por ustedes mismos aquí.
Pero RCN y Caracol, en búsqueda de una primicia, han hecho un escándalo de e
so. Ya hablan los senadores, el presdiente, los ministros, los rectores... en fín, el que se les aparezca, probablemente todos han hablado menos el estudiante razo de universidad. Y tanto alboroto eso ha vulnerado la imagen de la Universidad ante el imaginario colectivo de Colombia. Un imaginario colectivo bastante influenciado por los medios.
La imagen de la Universidad Pública ante Colombia es algo muy raro. Por un lado, el nivel académico de estas instituciones no se discute. Pasar a la U pública no es para nada fácil, y se considera un privilegio poder estudiar allí. Son respetadas en todo el país, por la relevancia de sus investigaciones, y por proveer a la fuerza profesional y productiva de colombia con estudiantes de altísimo nivel. Cuando uno dice que estudia allá y que le va bien, lo miran como si uno estuviera en una lucha académica sin fin, y se puede sentir una especie de admiración en la mirada. Pero a pesar de todo estos siempre se carga el estgima del estudiante revolucionario, a modo de herencia de los larguísimos paros y los movimientos de izquierda de los 70. Y el estigma siempre ha estado ahí, aunque no sea verdadero para todo el cuerpo estudiantil, y que sucesos mundiales como la caída del muro de Berlín, y la evolución de la guerrilla en Colombia no hubieran cambiado la percepción de la izquierda (o por lo menos de la vía de la lucha armada) de la mayoría del cuerpo estudiantil. Si bien el movimiento estudiantil sigue existiendo con una
Pero, hasta ahora, esos estigmas han sido más o meno inofensivos. Por lo menos para el grueso de la población. Uno sabe que las cosas no son así, yeso vuelven parte de la cultura popular, y uno se rie de ello. No todos los estudiantes de la U pública son de izquierda, asimismo como no todos los estudiantes de la Universidad de Los Andes son gomelos, ni todos los biólogos tiran marihuana, ni todas las niñas bonitas que estudian comunicación social son niñas bobas con prospectos de convertirse en reinas de belleza.
Igual, uno tampoco puede desconocer la realidad de su país ni de su universidad. Alguien alguna vez comentaba que la universidad pública es un espejo en miniatura del país. Y la presencia de guerrilla y paramilitares en ella es una realidad. Y las amenazas vuelan de lado y lado. Pero no es que automáticamente al entrar uno es reclutado o amenzado. Al estudiante de la masa este tipo de cosas ni lo trasnochan ni lo preocupan, en la mayoría de los casos está demasiado ocupado echándole los perros a sus compañeras o estudiando para un parcial. Pero si uno quiere buscar guerrilleros, los encuentra. Los paramilitares tambien. Su presencia se evidencia en graffitis, panfeltos y puede que uno u otros correo. Y vuelve el ejemplo del espejo en miniatura, los colombianos de la ciudad, si bien sabes que hay guerrilla, guerra y paramilitarismo en su país, continúan con sus vidas, con las preocupaciones del día a día. Y si bien a muchos nos duele el país, continuamos nuestras vidas sin vernos afectados directamente por las circumstancias. Algo parecido le pasa al estudiante que se dedica a estudiar y ya.
Si bien es cierto que el pensamiento de izquierda se profesa abiertamente, este no es una imposición ideológica. El movimiento estudiantil de decididamente de oposición al gobierno actual, pero tampoco es una actitud meramente de reaccionario, el gobierno Uribe no ha sido particularmente beneficioso para la Universidad Pública. Además, el movimiento estudiantil es cada vez menos representativo, ya que la mayoría de los estudiantes han desarrollado una posición de apatía con respecto a la política inter y extra universitaria. Los paros siguen existiendo, pero los que duran son lo que tratan temas espinosos que pueden tener un efecto nocivo para la U. La visita de Bush o el TLC dan para una manifestación con papas bombas de un día. Y cada vez menos los estudiantes apoyan este tipo de acciones, no se sienten representados con esta faceta del movimiento.
Precisamente son estas acciones violentas las que tienen al país levantado del piso. Y la prensa actual está echpandole más leña al fuego, mientras en el imaginario colectivo todos los estudiantes de la Universidad Pública nos convertimos en guerrilleros, y para ellos esto se confirmacon el hecho de que disentimos del gobierno Uribe, y con que Piedad Córdoba se preocupa por la seguridad de los representantes estudiantiles. Me parece que esta mala fama es muy nociva, y puede equilibrar la balanza de la opinión hacia apoyar temas tan peligrosos para la Universidad como la entrada de fuerza pública al Campus a detener estudiantes, o a apoyar menos presupuesto para la eduación, si igual esa plata "la van a desperdiciar los guerrilleros de allá". Estas manifestaciones violentas son un problema real, pero los métodos represivos, antes que disminuirlas, seguramente las aumentarán. Otros enfoques son necesarios. Otra consecuencia del caso es que muchos estudiantes en edad de decir su lugar de estudio, cada vez considerarán menos la opción de estudiar en la U pública, y esto es una pérdida gigante para la universidad y para ellos.
Este punto en particular me parece triste. Para los que no lo saben yo soy estudiante y egresado de la Universidad Pública. Pasar por la Nacho fue una experiencia increible, que aparte de formarme profesionalmente, enriqueció mis concepciones de la vida, de la sociedad y de la gente. Yo salí de un exlcusivo colegio de Medellín, y por chiste decía que mis compañeros conocían más Miami que Laureles, aunque en muchos casos no me equivocara. Estar en la nacho me hizo romper muchas burbujas, y mirar mi realidad con ojos más críticos. Y el compartir con gente con una situación económica muy distinta a la mía me confirmó el saber que todos somos iguales, y que uno puede encontrar puntos comunes en su pensamiento con gente con pasados muy distintos. Pasar por la U pública me hizo romper estereotipos sociales, a mí y a mis compañeros. Así es como se crea país, sin diferenciarse de la otra gente, sin creer que somos pobre contra ricos. Es no sentirnos diferentes, y trabajar por lo que nos convenga a todos. No me gustaría que la Universidad se viera privada de estudiantes que, aunque pueden pagar otras universidades, decidan estudiar en la Universidad Pública. Sea por la razón que sea. Pública significa que es de TODO el país, no solo de los que no pueden pagar las privadas. La mala prensa actual y la estigmatización, hacen que la Universidad Pública sea la opción menos atractiva, aunque pueda terminar siendo la mejor opción de todas. Para todos.
Los dejo con la editorial de El Espectador de hoy. En mi concepto tiene una visión muy clara y acertada de la situación.
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