miércoles, 31 de diciembre de 2008

Qué año, Carajo!

Ese fue el títular de la revista Semana, en la edición de resumen del año 2008 que acaba de apasar. Y vida hijueputa! Tienen toda la razón. Porque no es sólo la cantidad de cosas que pasaron en Colombia, sino todo lo que sentí que pasó conmigo y con la gente que tenía alrededor, como si nuestro estado de ánimo fuera un reflejo de la agitada y caótica realidad que vivimos en el país.
De todas maneras, se sentía venir. Desde finales de 2007, yo tenía la sensación de que el año que tenía al frente iba a ser un año raro, independientemente de mis planes hacia él. Alguien dirá que puede ser pura predisposición, pero tambien puedo argumentar una manisfestación de ese raro sexto sentido que hay en mi familia. No sé, como una calma antes de la tormenta. Pero bueno, en ese momento era "set sail and go on".
Y dios mío, raro si fue. Mucha gente me ha preguntado en el transcurso de estos días que como me fue en el año, si fue un año bueno o malo, y todas esas cantidades de cosas que la gente pregunta los últimos días de diciembre. Y no he sabido muy bien que responder. Porque en este año me han pasado las mejores cosas de mi vida, pero tmabien cosas que me han causado dolores más profundos de los que imaginaba. En el post pasado, digo que si saco un promedio, el año se considera como un año bueno, pero es dificil. Muy dificil.
Este año lloré más de lo que había llorado en todos los años acumulados desde mi adolescencia. Llegué a pensar que incluso lloré por dolores antiguos que necesitaban lágrimas para sanar del todo. Yo era una persona para la cual era casi impensable llorar en una película* y que sólo lloraba en ocasiones, digamos... extremas. Pero este año me quebró del todo; cortesía de las muertes cercanas en mi familia, la pérdida de rumbo profesional, la presión que sentí de todo alrededor, el terminar una relación que significaba muchísimo, los amigos que se fueron, la soledad y el aislamiento que sentí y por qué no, todo lo que conmocionaba al resto del mundo. Ahora lloro con cualquier libro o pelìcula que lea, ya soy capaz de sentir una empatía que antes no conocía.
Pero como decía, el balance es positivo. Los momentos con mi familia y amigos, las mujeres espectaculares que entraron a mi vida. Todo lo que aprendí. Los sueños cumplidos. La capacidad de trabajo que adquirí, que aunque casi me destruye en el proceso, al final asimilé. Y el aprender a relajarme, no estoy allí del todo, pero voy en camino.
A pesar de todo, aprendí como manejar mejor mi vida. Dejé mucho miedos atrás, y quebré (y estoy quebrando) ideales que no me permitían disfrutar la vida como debía hacerlo. Disfruto más con todo, y dejó fluir más la vida a mi alrededor. Aprendí a vivir mejor. Eso no es algo fácil de hacer, y que no es barato tampoco. Y me respeto un poco más. Tiempo atrás, quise tener algo que me pusiera a probar finura, y creo que en gran parte, la probé. La finutra para mí que es la que en realidad me importa, una de las mayores enseñanzas de este año fue esa. La única probada de finura que importa es la otra, de resto vale mierda. Eso y lo que uno nunca debe perder el sentido del humor. Uno siempre debe ser capaz de reírse de uno mismo.
Mateo tiene una teoría acerca de los años biciestos. Simplemente dice que los años biciestos son la cagada. Y hasta razón puede tener, pero si bien no son la cagada, son años muy dificiles. El 2004 tampoco fue un año particularmente llevable. Recuerdo que a finales de 2003, mi ignorancia llevó a que en el mensaje de año nuevo incluyera una frase. Esta frase, aunque me la presentaban como una maldición china, para mí no sonaba como tal. La frase decía
"Ojalá vivan tiempos interesantes"
Lo que no sabía es que los tiempos interesantes revuelcan, y te arrasan como una avalancha. Un amigo todavía me reclama cada vez que recuerda el suceso, y dice que no vuelva a desear ese tipo de maricadas. Lección aprendida, nunca más lo volví a hacer.
En Noviembre, tuve una conversación con Tatiana, mi exnovia. Hablando de todo lo que había pasado (y de lo que nos había pasado), Tati usó una frase peculiar que describía... mas o menos todo.
"Este año ha sido... interesante"
Ella no sabíoa nada de la historia de la maldición, y de hecho yo no relacionésino hasta días despues. Cuando lo hice no pude evitar una carcajada.
No queda sino desear un muy feliz año 2209 para todos, no les digo que se cumplan sus deseos, porque eso tambien se puede convertir en una maldición. Más bien les deseo éxitos y bendiciones para ustedes y los suyos.
*Durante años la única película en la que había llorado fue en Batman Returns. Si, yo sé, rían lo que quieran. Pero me dió mucho pesar de los pobres pingüinitos mientras enterraban (o tiraban al agua pues) al Pinguino. Esa cara de desolación y de perder a su mentor me quebó el alma. Tiempo despues, lloré con Habana Blues.