Siendo estudiante de la Universidad Nacional, no he podido pasar por alto la situación de anormalidad académica que hemos estado viviendo desde casi hace 2 meses. La Universidad está prácticamente paralizada por cuenta de la aprobación de un Nuevo Estatuto Estudiantil por parte del Consejo Superior Universitario y de la respuesta del cuerpo estudiantil ante esto. O debo decir, de parte de una fracción del cuerpo estudiantil ante esto. Una fracción minoritaria, me atrevo a decir. El resto de los estudiantes simplemente esperan, o pasean, o soportan o agradecen (a veces hay mucho para hacer, la nacho es la nacho) la situación de bloqueo. O por lo menos, en lo que llevo de estudiante, eso es lo que pasa siempre. Al cabo de más o menos un mes la cosa se normalizaba, nos tocaba estudiar en vacaciones pero el semestre terminaba sin mayores traumatismos.
Pero ahora van 2 meses y la cosa sigue muy prendida. Ya los estudiantes que no protestan tienen ganas de estudiar de nuevo, y muchos lo están haciendo desde hace rato. Algunos incluso no han parado de hacerlo. ¿Pero si el estatuto es tan inconveniente para los estudiantes, por qué no paran todos? ¿Es por apatía, por falta de amor a la U? ¿Es porque conocen de cabo a rabo el estatuto y les gusta? ¿Es porque están de acuerdo con la privatización?
No creo.
No creo en ninguna de las anteriores.
Para mí, ya es un problema meramente de forma.
La forma puede ser irrelevante cuando el fondo tiene gran trascendencia. Pero en este caso, con un fondo que tiene trascendencia pero que tiene muchísimos matices, con un estatuto con cosas positivas y negativas a la vez y con tanto que discutir, una forma adecuada puede convertirse el mejor canal para involucrar a todos los interesados en el tema, y lo más eficiente para modificar lo que haya que modificar y hacer presión como debe ser hecha.
Pero la forma que tiene el movimiento “estudiantil” (las comillas es por el poco porcentaje de la población estudiantil que se cuenta allí) en este momento me parece la más inconveniente para llegar a los medios que quieren. Es una forma viciada que, a mi parecer, a la larga le hace más daño al movimiento estudiantil y a la Universidad que la apatía del resto de los estudiantes y que las decisiones de las directivas.
Y es que es un problema de perspectiva, y a partir de allí de valoración de opiniones. Idealmente, los estudiantes universitarios deben ser la fracción más pensante del país. Pero al ver un estudiante arrojando una papa bomba lo de “pensante” se desvanece, y en un país como el que vivimos, con una situación de conflicto, unos medios de comunicación y un presidente como el que tenemos, un estudiante que tira una papa no sé ve como un estudiante desesperado que busca lo mejor para su universidad y es reprimido por la fuerza pública, se ve como un agitador y como un terrorista. O en el mejor de los casos, como un vago que tira piedra para tener tiempo de estudiar para un parcial, o para no tener que presentarlo. Hasta ahí llega la credibilidad de un movimiento estudiantil por fuera de las paredes de la Universidad.
Sin embargo, lo grave no es que la credibilidad se pierda por fuera, lo grave es que se pierda por dentro. Y sí se pierde, y se pierde mucho. Pueden preguntarle al 80% de los estudiantes de la universidad, y seguramente les dirán que los que participan activamente en las asambleas y el movimiento estudiantil son personas que “llevan 20 años acá”, “son primíparos güevones manipulados” o “son simples revoltosos”. ¿Pero por qué se da esto? Porque esa es la única cara que se muestra. Estoy convencido que en el movimiento hay gente muy inteligente, crítica y objetiva, he tenido el placer de conocer a muchos de ellos y a unos los puedo llamar mis amigos. Este tipo de persona son los responsables por los avances y los logros del movimiento, pero para la comunidad universitaria son virtualmente INVISIBLES.
Los visibles son los que te sacan de clase sin mayores explicaciones y con amenazas, los que en vez discutir en una asamblea temas relevantes para la universidad gritan consignas y callan a las voces que son contrarias a ellos, los que rayan paredes con mensajes chocantes, los que sin mayor vergüenza destruyen propiedad universitaria, los que tiran papas bombas y se enfrentan a la policía. Esos son los que se ven. Ahora bien, ¿querría un estudiante del común pertenecer a un movimiento como el que se le presenta? Todo lo contrario: Se aparta, y se vuelve apático. Y por esta apatía el movimiento pierde personas sensatas, pacíficas, estudiosas e inteligentes. Y de los pocos que entran algunos se aburren, porque no hay más personas como ellos. Entonces empiezan a haber menos sensatos y más revoltoso, lo que crea un círculo vicioso, que hace que el movimiento se vuelva menos racional y más violento, y que pierda todo prestigio ante la comunidad universitaria. Es un círculo que hay que romper.
Además, aparte del desprestigio ante los estudiantes y ante la población en general hay un desprestigio histórico. El movimiento estudiantil se ha mantenido más o menos igual desde hace 40 años, y con todo lo que ha pasado y sigue pasando en el mundo, como el fin de la guerra fría, la caída del muro de Berlín, las transformaciones de los movimientos rebeldes en Colombia; el discurso estudiantil universitario ha cambiado poco. Además, para alguien con un poco más de canas en su cabeza, los movimientos estudiantiles que no varían solo van a producir gente como los líderes estudiantiles de su generación, que sólo buscaban protagonismo en su época y que ahora son empresarios que les importa un bledo el país, o incluso asesores presidenciales del presidente actual, como José Obdulio Gaviria. El discurso tiene que cambiar si se va a romper el círculo.
No creo que sea del caso analizar todos lo que a mi parecer se debe cambiar del discurso. Lo que tengo para decir es muy largo para reducirlo un párrafo cuando estoy hablando de forma y no quiero perder mi enfoque ni hacérselos perder. Lo que digo es que tiene que ser actual, tiene que conectarse el pensamiento de los estudiantes y no se factores externos, no debe buscar el poder sino cuestionarlo y ante todo (esto ya es un tema de forma) debe ser NO-VIOLENTO.
En los últimos días, de todas las manifestaciones estudiantiles solamente hubo una que logró un verdadero resultado, tanto en la opinión universitaria como en la disposición de las directivas para negociar. Fue una huelga de hambre. Los estudiantes no atentaron contra anda ni contra nadie, simplemente decidieron protestar de una forma no violenta, y de esa manera pudieron llegar a mucha gente, incluso salieron en los medios de comunicación. Un profesor decía “Esto me parece dramático, yo puedo darle clase a un grupo de gente que quiera clase así estemos en paro, y no me importa, pero saber que hay personas poniendo en riesgo su vida no me deja dar una clase tranquilo”
¿Acaso no es esto lo que busca el movimiento? ¿Que la gente se solidarice y apoye? Esto es un claro ejemplo que eso no se logra a punta de papas bomba y gritos de consignas. La huelga bloqueó el bloque administrativo y los pagos a proveedores y empleados estuvieron congelados, pero sospecho que donde no lo hubieran hecho hubieran llegado a más gente.
Un nuevo movimiento estudiantil no puede forzar a nadie a nada, debe persuadir. No debe sacar de clase y cerrar edificios, debe interrumpir clase un momento, presentar un punto e invitar a la discusión posterior. Debe discutir y proponer en grupos pequeños, donde la argumentación larga sea válida y donde no se este expuesto la cantidad de vicios de procedimiento de las asambleas. En las asambleas se puede posteriormente votar, pero la discusión principal no se puede dar en ellas.
Desde mi punto de vista, algo principal en las manifestaciones es no parar de estudiar. Así, aparte de no perder ritmo (lo que a la larga es perjudicial para el estudiante) se le cierra la boca a muchos sectores que deslegitiman el movimiento diciendo que los que paran es porque no tengan ganas de estudiar. Ante todo somos estudiantes, ESTUDIAR es lo que hacemos. ¿Pero como se estudia y se protesta a la misma vez? Usando la imaginación y la creatividad. Protestando de formas que no quiten mucho tiempo y que se puedan aprovechar para estudiar. ¿No sería muy extraño, curioso e interesante ver a un grupo de estudiantes armados de tableros y cuadernos recibiendo clase o estudiando para un examen mientras bloquean media avenida, e invitando a la policía antimotines a que la reciba con ellos? Todo un acto de protesta sin ningún tipo de violencia hacia nadie, y sin ninguna justificación para la intervención policial. Y esto es sólo algo que se me ocurre de momento, un grupo de gente creativa con tiempo y ganas puede hacer cosas fantásticas. Por lo menos yo sentiría simpatía y a apoyaría a unos estudiantes que hacen este tipo de cosas, puede incluso que me uniera. Y sospecho que no sería el único.
En la Nacho muchos estudiantes estamos enamorados de nuestra universidad y el no participar en los movimientos estudiantiles no se debe a que no la queramos, ni que queramos su privatización, ni que nos encante todo lo que hacen las directivas. No participamos porque no nos gustan ni los medios ni los mensajes del movimiento que “nos representa”. Si yo quiero estudiar, algo que me cierra el bloque con canecas, candados, cemento en las chapas, árboles y sillas amontonadas NO me representa. Me representa MUCHISIMO más un mural sin mensajes de odio, o unos estudiantes que hacen huelga de hambre.
Hay un profesor al cual admiro profundamente, no sólo por sus conocimientos académicos sino por su visión de la realidad y su trato con las personas. Comentando el tema con él en estos días, me dijo: “Con un grupo de gente educada y razonable, la no-violencia no se vuelve solamente espontánea, sino que es contagiosa”. Además, La no-violencia hace que los elementos valiosos del movimiento se vuelvan visibles, y que lo cuestionable del movimiento ya no exista.
Ahí les dejo para que piensen. EL CIRCULO SE TIENE QUE ROMPER.
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