martes, 22 de julio de 2008

Trotar

Hay cosas que le han repetido a uno toda la vida, y uno de tanto escucharlas deja de creer que son verdad. Cosas que son tan repetidas en al sociedad que ya se vuelven parte del mundo que “debe ser” pero que raramente es. Uno puede rebelarse contra ellas todo lo que quiera. Pero a veces, uno se choca de frente contra ellas, y debe aceptar que son verdad. Es el caso de una de las premisas más repetidas:

El deporte es salud


Es que todavía la veo, y pienso que es una maricada. Es un problema de las premisas simples y cortas. Por más simples y cortas que sean, tiene un montón de pensamiento y de racionalidad detrás. Pero esto es algo así como a versión light, para las masas. Y para una persona con delirio de rebelde (como ehmm... Yo) suena vacuo. Pero es después de crecer y de vivir es que uno en realidad entiende lo que significa.

Yo soy malo para los deportes. Pésimo. En serio, doy pena. Pero eso no me impidió ser una persona muy activa toda la vida, y hacer mucho deporte. Incluso en mi recuperación de quebrada el pie en un accidente de trineo en Aspen (léase “trineo” como “costal”, léase “Aspen” como “Guarne, Antioquia”), no dejé de hacer deporte. Y eso que mi recuperación sólo podía hacer una cosa, correr en línea recta.
Y esa es la historia de cómo adopté un deporte “de papás”. Se que todavía hay mucha gente que cuando le digo que voy a salir a trotar me miran con cara rara y de no creer. Pero trotar me parece lo mejor de la vida. Es un deporte demasiado libre. Es uno, solamente con uno. Las reglas, las metas y los ritmos se definen personalmente, y se quiebran o se doblan en cualquier momento. Y es correr. Es un deporte tan simple, que es liberador. No hay estrategias ni rivales, excepto el rival más difícil de todos… Uno mismo. Además, uno siente que se funde con el panorama de la ciudad.

Pero para trotar como me gusta, tiene que ser al aire libre. Trotar en un gimnasio, a modo de hámster en una ruedita me parece INMUNDO, y lo peor de todo es que hasta me la sollo. Es más, creo que me parece inmundo por tratarse de un gimnasio, en realidad detesto esos sitios. En un gimnasio no hay calle, no hay ciudad. Uno está más aislado que cualquiera. Un montón de gente haciendo ejercicio que rara vez de habla. Puede que se mire. Por lo menos cuando uno trota a aire libre, siempre encontrará alguien que trote en dirección contraria a uno. Y uno se reconoce en el otro así los ritmos de trotada sean distintos. Y como consecuencia de este reconocimiento, por lo general hay un saludo. Puede que esto no parezca gran cosa, pero creo que en el fondo tiene significados esenciales.

Pero me estoy desviando del tema. El deporte es salud. Parce, si. Pero no sólo es la obviedad de la salud física, donde el deporte mejora el funcionamiento del organismo y por ende la salud. Hablo de salud mental. En este mundo tan rápido y difícil la mente tiene que desconectarse en algún punto. Si no, colapsará. Y trotar, si bien no apaga, por lo menos desacelera. Relaja. Calma. Y aquí la salud tiene otro tinte. Es una salud más difícil, pero más necesaria.

Claro que últimamente, trotar para mí ha sido algo más allá de eso. Yo no practico profesamente ninguna religión, lo más cercano a ello será mi catolicismo de a ratos. Pero no soy un ateo que niega todo sino más bien alguien que mira las religiones con interés y cariño, pero no necesariamente siguiendo sus dogmas. En cualquier caso, creo en la tercera parte del ser humano, el espíritu, y en la forma que esta debe cultivarse.

Yo no sé como deba cultivarse aquello, pero yo busco estar en armonía conmigo mismo. Alguna gente medita, y así está sola con ella misma. Alguna gente practica yoga y medita y así está sola con ella misma. Trotar para mí, se ha convertido en eso. En estar bien conmigo, mientras el mundo me pasa de frente. Se que suena raro, y probablemente sea un pajazo mental, pero así me he llegado a sentir.

En mis últimos autismos he desarrollado una nueva teoría. Uno para estar bien tiene que sudar. Y para sudar uno puede trotar o tener sexo. Es más divertida la segunda. Pero si no se tiene con quien, la primera igual sirve. Uno estará bien, y posteriormente por esta razón atraerá la segunda. Y elevará su espíritu. Como lo hacían los antiguos hindúes.

Los dejo con una propaganda que me dio ganas de comprar tenis nuevos, porque es una visión muy cierta.

1 comentario:

Hector Wilfredo dijo...

me recupere muchisimo de un mal de piernas hace tres años y de un mal estomacal hace 2 --hoy LO INTENTARE DE NUEVO ESTUVE MALISIMO DEL ESTOMAGO 2 AÑOS Y TROTAR ES LO QE EL MEDICO Y PSICOLOGHO ME RECOMENDARON TENGHO MUCHO MIEDO YY PIENSO QE NO LO LOGRARE PERO NO ME VOY A RENDIR !!!