jueves, 31 de marzo de 2011

Pesos Oro


Lo que muy poca gente dimensiona o entiende es que el oro es una chimba de elemento. Y no es porque se ve bonito, o por lo que vale o representa. Es porque en realidad es un elemento muy raro, con unas propiedades muy locas. Para empezar, el oro porque no se oxida, entonces ese brillo amarillo que lo distingue de los otros metales es perenne. Es el metal más dúctil y maleable de todos, al punto que se puede hacer papel oro (así, igualito al papel alumnio), y es un elemento sorprendentemente denso, pesa 19 veces más que el agua. Una roca común, para que se hagan un idea, pesa por mucho 4 veces más que su volumen en agua. Además, es uno de los mejores conductores de la naturaleza.

Si eso no lo impresiona, no se preocupe, más bien agradezca que no es tan nerd como yo. Pero a partir de allí se puede explicar la fascinación y la obsesión que ha sentido la gente a lo largo de la historia por este metal. Porque, dentro de todo, el oro no es un elemento muy escaso (O por lo menos no tan escaso como el uranio, los diamentes, el platino y otras rarezas). Hay oro en todas partes del mundo, y para todas las culturas es importante. No faltaron quienes de cuenta de su densidad y su incapacidad al óxido lo trataron de metal divino. Por eso, no quiero ni tratar de cuantificar su importancia*. Desde los artesanos hasta los científicos, todos tienen que ver con ese metal, y todos lo han usado para una u otra cosa.

El oro tiene la capacidad de tocar el alma de los hombres. En mi opinión, una de las imagenes más sublimes de la literatura es cuando el Coronel Aureliano Buendía, cansado de guerras, política y traiciones, vuelve a Macondo a fabricar pescaditos de oro para la venta, como lo hacía en su juventud. Y cuando los veía revendidos en otros lugares, los compraba, los fundía y los fabricaba de nuevo, para volverlos a vender. Se me hace casi tan ceremonioso como el cacique dorado hundiéndose para siempre en Guatavita.

A pesar de todo esto, el oro es un metal maldito. Maldito cientos de veces a lo largo de la historia, es al mismo tiempo una metáfora de lo grandes y lo desgraciados que podemos ser como especie. Por el valor que tiene, el oro enloquece a la gente haciéndoles creer que vale más que el resto de cosas que hay alrededor, y las hace insignificantes. No hay nada más desastroso que creer que una sola cosa vale la pena.

Para ver esta maldición en vivo y en directo, no es sino ir a pueblo minero. De entrada, los pueblos mineros son horribles, no conozco el primero que me parezca bonito. La planeación urbana es nula, la vida cultural del pueblo no existe, y la cultura popular dice que son pueblo de "matones, borrachos y putas". Y lo que pasa es que la gente se olvida que tiene un pueblo porque están muy concentrados sabiendo que tienen oro. Lo triste es que si en su parte urbana estos pueblos son un desastre, en su parte rural lo que se siente es vergüenza de especie. Una mina de oro no es un inofensivo hueco en la tierra. Una mina de oro implica deforestación, remoción de tierra, modificación del paisaje, mercurio y veneno en el agua y otras perversiones de la dizque civilización moderna.
Hay casos horribles donde este daño es tan grande, tan irreparable y tan arraigado que se hace parte de la cultura de un pueblo, para la muestra, en Segovia Antioquia, hay una quebrada que se llama "La Cianurada". Cuando me dijeron esto sentí un vació en la boca del estómago... ¿A usted no le pasa?

Claro que ese es solamente un ejemplo. Viviendo en Colombia, uno sabe que las cosas llegan a tal extremo de lo absurdo, que ese no es el peor ejemplo de los crímenes ambientales y sociales del oro. "La cianurada" desemboca en el Río Bagre y está ubicada en una zona donde la minería de oro la hacen empresas grandes, con controles ambientales y gubernamentales, minería legal.

Si esto es lo legal, dejo a su imaginación las implicaciones minería ilegal. Pero les digo que incluye ríos en el Chocó** tan contaminados que toda la pesca murió y con solo bañarse en ellos la piel se irrita, minas en el Bajo Cauca explotadas por neo-paramilitares y que hacen que las concentraciones del mercurio en el agua sean las más grandes del mundo, y ríos de la región pacífica con las bancas destruidas completamente, llenos de dragas y retro-excavadoras, condimentadas con violencia y falta de ley que los convierten en hervideros sociales. Esos son los desastres conocidos, porque de alguna forma son historias que cubren los medios. Pero hasta hace 2 años, nada de esto se sabía, y aún así pasaba. ¿Quiere imaginarse lo que pasa en este momento y nadie sabe? Yo no.

A pesar de esto, seguimos en pleno auge minero. Y en vez de preocuparnos de la destrucción de las fuentes de agua, las enfermedades por metales pesados, el envenenamiento de las especies y la población, la deforestación o los problemas sociales asociados, en Colombia creemos que lo peor que nos puede pasar es la "Enfermedad Holandesa". Hay 2 compañías mineras gigantescas buscando licencias en las fuentes de agua potable del Tolima y de Santander, y hay quienes celebran la locomotora de la minería y la confianza inversionista. Y para colmo, estos proyectos están ubicados en zonas de páramo**.-Pero de los páramos no hablo. Si empiezo, no termino-. No soy capaz de describir lo que representan para mí. Más bien vayan a uno que tengan cerca, y piensen si eso vale menos que la cadena que tienen en el cuello, o la componente de un teléfono celular, o una reserva de oro de una nación cualquiera.

Se podría argumentar que como el oro es tan impresionante y sirve tanto a la sociedad que es necesario tener minas de oro. Igual, todos los computadores necesitan componentes de oro, y el mundo como lo conocemos no funcionaría sin él. Pero no es del todo así. Solamente un décima parte del oro se usa así. El 50% de la producción mundial se usa en joyería, lo cual no es estrictamente necesario para la supervivencia de los seres humanos, y el 40% es una quimera: oro en títulos, que si bien alguna vez sirvió para respaldar monedas, en este momento solamente vale porque la gente cree que vale. Y tristemente para el mundo vale más que la maldición que dejan las minas en todas partes. Ya hay tiene suficientes cadillacs de oro, lingotes en bóvedas de las que nunca va a salir, y puede usarse para mejores cosas que para especular y hacer que la bolsa de valores explote.

No compre oro, suena como a una guevonada pero trate de no hacerlo. Y dígale a sus amigos, familia y conocidos que no compren. Una golondrina no hace primavera, pero por lo menos es quitarse la complicidad del crimen de encima. Si no es capaz de no tener oro, tenga únicamente una cosa de oro en su casa, y trate que sea tan significativo por lo que representa, que en realidad valga. El mundo nos tiene acostumbrados a que el oro vale, y a no preguntarnos por qué. Esta es la raíz de nuestra maldición de pueblo macondiano.

Con su terrible sentido práctico, ella no podía entender el negocio coronel, que cambiaba los pescaditos por monedas de oro, y luego convertía las monedas de oro en pescaditos, y así sucesivamente, de modo que tenía que trabajar cada vez más a medida que más vendía, para satisfacer un círculo vicioso exasperante

Úrsula (así como todos nosotros) estaba atrapada en el juego. Pero es posible salir de ahí y quitarse la maldición, como lo hizo el Coronel. Él era capaz de amar al oro por lo que era en sí mismo, y por lo que hacía de él, en vez de hacerlo por el poder o la riqueza que ese metal representaba. El Coronel fue capaz de salir del embrujo perverso, y ver el valor del Oro. Probablemente sabía que valía mucho menos que el paisaje con piedras que parecían huevos de dinosaurios, por donde pasaba el río con pescaditos, esos sí reales, los cuales eran tan nuevos que no tenían nombre, y había que señalarlos con el dedo para referirse a ellos.



*De hecho traté y salío un párrafo horriblemente cursi que no soporté y borré
**Sobre RioQuito alguna vez escribí algo. Lo pueden leer aquí
***Para ver algo realmente preocupante, lean este artículo de La Silla Vacía sobre la minería en areas de páramo, Hay unos mapas que hielan el corazón
****Más fotos de minería en el Dagua aquí